Continuamente, las empresas se enfrentan con la necesidad de realizar reducciones de costos, ya sea para mejorar el retorno a los accionistas, para cumplir con los presupuestos fijados o por cambios en el contexto de negocios.

Las reducciones pueden provenir de ahorros en gastos de personal u otros tipos de gastos (insumos, materias primas, servicios, contrataciones, etc.), siendo las metodologías a aplicar para identificar, evaluar e implementar los ahorros muy distintas.

Al encarar reducciones de gastos no relacionados con el personal, existen diferentes alternativas metodológicas. Una práctica usual es hacerlo mediante recortes presupuestarios generalizados, impuestos desde la alta gerencia, no siempre con el sustento analítico adecuado. Los resultados logrados son rápidos pero disímiles a través de la organización, afectando muchas veces la capacidad de creación futura de valor de la empresa.

En el otro extremo, otra práctica común son los programas exhaustivos de revisión de gastos en los que, muchas veces con ayuda externa, se revisan minuciosamente todos los procesos y rubros de gasto en busca de oportunidades de ahorro. Los resultados obtenidos suelen ser muy importantes en monto y calidad/sostenibilidad de los ahorros identificados, aunque generalmente a costa de un alto estrés organizacional y requiriendo la dedicación de un numeroso equipo de trabajo durante un largo tiempo.